sábado, mayo 07, 2005

ETHEL


Ethel ha conocido tiempos mejores. Sin ir más lejos, allá por los cuarenta apuntaba maneras en un par de antros de la ciudad. Cantar y bailar, luego beber, a veces hasta tarde. Y luego el trabajo que no perdona, maldita fábrica, hay que ganarse la vida...
Ahora, el paseo de la tarde devuelve su esplendor a Ethel. Elige con esmero su ropa y, con mano algo temblorosa, se maquilla ante un espejo que le devuelve una imagen de veinte años. Al salir, el bullicio, la gente que la mira -su público, piensa-, las luces de la ciudad... De vuelta a casa, cuarto sin ascensor, un gato sobre su hombro al entrar. Y una lata comprada donde siempre que Ehtel vuelca, agachada, sobre el pequeño plato en el suelo.
No hizo falta convencerla para posar: "también fuí modelo de artistas", dice, tirando al suelo un cigarrillo que apaga bajo su zapato de charol blanco. Se hace un hueco entre el tráfico y apoyada en un coche grita "¡dispara, encanto!"
Aún tiene fuerza en la voz. Su salud es buena, como la piel de su anticuado bolso de marca.
  • 1 comentarios:

    Blogger diario said...

    que estupendo relato y foto, muchas veces pienso, tu sabe, en el miedo que me da acabar como Ethel....

    6:54 p. m.  

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